domingo, 13 de octubre de 2019

TOQUE DE QUEDA. Espacio para los milagros. #quenoquedeimpune


foto de DAVID DÍAZ ARCOS, 

Desde el 3 de octubre del 2019 mi amada ciudad, Quito, fue víctima de una evento desastroso, que dejó enlutado al Ecuador. En respuesta a las medidas económicas adoptadas por el régimen de turno, y sobre todo, ante el acuerdo tomado con el FMI, se anunció un paro de transportistas y luego los hermanos de todas las nacionalidades indígenas se auto convocaron para participar en un levantamiento indígena. 
Vinieron a Quito más de 6000 hermanos indígenas. 



Lo que parecía no pasaría de una manifestación de protesta pacífica, y constitucional derecho a la resistencia, subió de tono cuando otras personas aún no identificadas, se encargaron de poner en zozobra al Ecuador, al provocar saqueos, robos y otros actos propios del vandalismo. 



El Ejecutivo da la orden de reprimir esta manifestación producto de lo cual hasta el 11 de octubre ya había un saldo trágico de 5 hermanos muertos,  más de 300 heridos, más de 1000 detenidos, así como un centenar de desaparecidos. 


Desde el inicio las brigadas conformadas por personal de Salud, brindaron soporte, demostrando su Amor, en cada acto que hacían, rescatando, evacuando, conteniendo hemorragias, reduciendo fracturas, apoyando, y  hasta llorando juntos. 


Mientras tanto, los indígenas movilizados de todos los lugares del Ecuador, especialmente de la Sierra ecuatoriana, utilizaron como lugar de refugio el ágora de la casa de la cultura e instalaciones de las universidades de Quito que abrieron sus puertas y recibieron a los manifestantes. Tal es el caso de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, PUCE. 
Todo iba de mal en peor. Entre humos provenientes de bombas lacrimógenas, y llantas quemadas, se iban presentando casos de asfixia, heridas superficiales y profundas, fracturas, daños corneales, lesiones de mucosas, era una lucha campal.e
No se respetó nada, inclusive los delincuentes aprovecharon el momento de caos, para incendia el edificio de la Contraloría General del Estado, que es una institución que trata de investigar los actos de corrupción y robo realizados por personajes que ahora se encuentran en la cárcel o prófugos de la justicia.

La asistencia a clases se paralizó, ya no pudimos ir a trabajar,  solo sabíamos que la represión se realizaba con arsenal caducado, sin ningún respeto a los hospitales y peor aún a la maternidad que se encuentran en la zona. 


La prensa ecuatoriana enmudecida, solo pocos periodistas valientes independientes o extranjeros se atrevía a cubrir los hechos.
Los días pasaban y todo se convertía en una horrible pesadilla, a los que estábamos presos en la casa, solo nos restaba conformarnos con las pocas y trágicas imágenes que desde las redes sociales encontrábamos.
El sábado 12 de octubre, lo peor, lo que se temía se difundió. Que había la orden de acabar con la manifestación con la fuerza y el rigor de nuestras respetables fuerzas armadas y policiacas; increíble hasta ahora para mí. Que una ministra mujer de una orden tan desalmada. 


Yo temía lo peor, fue entonces que encendí todas las velas que tenía en mi casa, y empecé a orar, eran como las 18:00 cuando recibí un mensaje de que la orden no tenía vuelta atrás, los militares y la policía, ingresarían a desalojar los lugares considerados como sitio de paz, lugares que albergaban manifestantes, así es, pues mujeres, niños, ancianos heridos se encontraban en estos lugares. 
Convocados todos en oración suplicamos a nuestro Padre Dios, se apiade de nuestro pueblo, y envíe ángeles que protejan a los manifestantes. 
Fue una hora de mucha agonía, pues recibíamos mensajes ambiguos de que un manifestante murió atropellado por la caballería de la policía, de que otro manifestante fue atropellado a quemarropa por otro policía. 
Recibíamos vídeos de estudiantes de medicina desesperados por salvar a la gente.



Como a las 20:00 la foto que esperábamos llegó, el milagro que tanto pedimos se cristalizó, Dios sí proveyó de  Ángeles, Angeles encarnados en estudiantes de medicina, almas jóvenes con Espíritu libre sin miedo a morir, acordonaron la zona de paz, con el fin de no permitir que ningún policía ni militar ingrese, y ese gran milagro llegó.

"Gracias Dios Padre Santo, por evitar que esta Masacre sea mayor"

Estos actos no pueden quedar en la impunidad. 


El siguiente vídeo muestra a una mujer sencilla que con palabras claras nos permite saber cuál es el pedido de los hermanos indígenas.


Con la ciudad convertida en ruinas, con el corazón hecho pedazos solo puedo expresar que la violencia solo genera más violencia, y que ahora debemos trabajar por reconstruir lo material y también restaurar nuestra hermandad, militares, policías, gobierno, ciudadanos todos somos Ecuador, y Ecuador es un país de Paz. 

"En una Guerra nadie gana, todos somos víctimas, todos somos perdedores".
NOTA: Contrario a lo que acostumbro, ninguna fotografías es de mi autoría, fueron extraídas de la información obtenida en las redes sociales y que hasta el momento algunas figuran como anónimas.