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Durante un corto tiempo en Cuidados Intermedios. 2018 |
Yo
respondo que sí, siempre y cuando la situación sea pertinente, los médicxs
somos seres humanxs, con alegrías, con tristezas, con motivaciones, con
objetivos, con un inmenso deseo de ayudar, con un espíritu samaritano que nos
impulsa a prestar nuestras manos, para mejorar la salud de los demás. A veces
no tenemos instrumentos para expresar lo mucho que entendemos el dolor de un
diagnóstico inesperado, ante la inminente idea de un desenlace fatal próximo. Es
entonces que cuento mis experiencias. Y de pronto les cuento de cuando
sufrí un accidente por pinchazo con una aguja que previamente había sido
utilizada durante una cirugía de un paciente con síndrome de inmuno deficiencia
adquirida, SIDA, o de cuando estuve en cirugía no precisamente como médica cirujana,
sino como paciente. O de cuando estuve con pre-eclampsia y tuve que ser
sometida casi de emergencia a una cesárea con el fin de disminuir el
sufrimiento de mi hijo de 30 semanas. En fin, todos tenemos cosas que contar,
si son buenas o malas eso yo no me atrevería a juzgar. Profeso la religión
cristiana católica, con optimismo, y me atrevo a
declarar que todas las cosas ayudan a bien a quienes amamos a Dios, como lo
indica la Biblia en Romanos 8:28. En BMJ este mes hay un revelador artículo
escrito por Fran Robinson periodista independiente, que vive en Londres, quien de una manera ágil cita
ejemplos de médicos que optan por contar sus propias vivencias para ayudar con
el proceso de sanación de los pacientes, también cita consejos médico legales
que se encuentran en la guía del Consejo de Médicos generales del Reino Unido
con el fin de aclarar los términos legales de esta práctica, finalmente hace
referencia a que durante la consulta el centro de atención es el Paciente, y
que todo lo que se hable en esos valiosos minutos debe estar dirigido al
cuidado del paciente y su tratamiento. BMJ 2018;363:k4312 doi:
10.1136/bmj.k4312 (Published 16 October 2018).